Más de lo mismo, con unos cambios sustanciales.
Nos seguimos enfrentando a naturalezas muertas, nunca mejor dicho, pero cambiando el tamaño y, por tanto, la complejidad. Estamos con modelos mucho más atractivos porque se aprecia mucho mejor la estructura, las uniones, las conexiones entre elementos. Es un mundo que sigue en la línea del cráneo de conejo pero a lo bestia. Aparecen texturas, muchos más recovecos, claroscuros, huecos, agujeros, formas sinuosas…
Son objetos muy interesantes para continuar con lo estudiado anteriormente. Cada uno de ellos es un mundo y, precisamente, es en lo que vamos a intentar que se conviertan, en mundos. En mi caso, mi estudio comienza con un cráneo de lo que parece un perro.
Como en el trabajo anterior, seguir el mismo proceso. Lo primero es acercarse al modelo mediante el dibujo, una vez lo hayamos hecho con la fotografía. Dibujos aproximativos, con diferentes técnicas. En un primer momento, dibujos de la vista, el tacto, los sentidos en general.
En un segundo ataque al modelo, decido acercarme a él de manera un tanto más abstracta. Fundir un poco más los límites. A mi modo de ver, hacer esto es bueno porque te desenganchas del modelo real y poco a poco te van surgiendo nuevas ideas que, aunque no lo parezca, tienen el mismo origen que las anteriores.
Una vez hecho esto, se nos pide intentar crear espacios desde los modelos. Por qué no meterse dentro de ellos? Intentar imaginar que estás ahí y quieres escapar. Así resultan dos dibujos.
Se nos pidieron tres modelos. Aparece en mi vida Turner, un artista romántico que tiene una visión muy particular de la naturaleza en sus obras. No pretende mostrar la realidad tal y como es sino tal y como él la ve, a través de manchas de colores, que se funden unas con otras, límites desaparecidos donde se intuyen figuras pero dejan lugar a la duda y a que vuele la imaginación del espectador. Algunos ejemplos, por orden; Amanecer con Monstruos Marinos, Lluvia, Vapor y Velocidad y El Incendio.
Con esto, y a partir de un dibujo previo, se me ocurre realizar esta pintura. Por favor, no confundamos, no pretendo decir que mi obra es un “Turner” ni nada por el estilo, simplemente que me gustó su modo de ver las cosas y que me he visto algo influenciado. Es cierto que mis colores son mucho menos vivos, por ejemplo, pero intento captar la esencia de sus obras. Un paisaje montañoso, con planos de profundidad, con una especie de neblina que lo hace todo más misterioso, intentando crear una posible atmósfera para el interior de un cráneo. Hay que recordar que este cuadro viene de un dibujo hecho del perro, es decir, el perro se ha desmaterializado por completo.
Y llega un punto en el que toca crear paisajes. Todo empieza con bocetos previos. Nos seguimos imaginándonos en estos espacios inventados.
Los primeros van muy cargados, así que es necesario empezar a liberarlos. Es más importante pensar en lo que puede dar de sí un dibujo que pensar en cómo terminar el dibujo.
Tras estos bocetos, hay que seguir con el trabajo. Más bocetos, modelos espaciales, más dibujos. Hay que seguir trabajando. De este último boceto, con esa forma craneal muy sugerente, creando un espacio, sacamos, por ejemplo, figuras como la siguiente que, ¿por qué no?, pueden ser una especie de formaciones rocosas en el desierto, elementos naturales. Luego, un dibujo creado a partir de manchas que se oscurecen a medida que se acercan a nosotros, para remitir a las capas y la profundidad que veíamos en DAI I, y delimitado posteriormente por un contorno más oscuro para intentar cambiar de técnica.
Con el mismo proceso, más de lo mismo.
Con esto descubro que me gusta más el mundo de las curvas, de lo sinuoso, de las estructuras orgánicas. Superficies con mallas o papel que se sujetan en formas muy irregulares y cambiantes, o curvas con cierto orden, como los cuernos de un toro, que desde fuera parecen lisos y pulidos, pero están llenos de grietas y recortes. Hay que seguir probando; ¿y si uno de mis modelos fuera un auditorio en Manhattan?
O si hago una foto a gotas de agua de la ducha y me imagino un mundo, caóticamente ordenado?
O si, mejor, a partir de las curvas y lo pomposo, me creo yo este mundo directamente de mi cabeza, empezando por una planta y creando después su supuesta forma. Cambiando la técnica y probando los lápices de colores en vez de otras técnicas más acuosas.
Y que a partir de mi ciudad vuelvan a salir cuadros en esa línea de incertidumbre, con estructuras verticales en diferentes planos que se ven mejor si entrecerramos los ojos que si miramos el cuadro tal y como es.
Llegados a este punto es bueno recordarse de donde partimos; de un cráneo de perro, o de Cuenca si apuramos. Desde mi punto de vista, todo esto lleva un proceso, proyectar arquitectura lleva un proceso. Empieza con un objeto material, que estudiamos y desmaterializamos, abriéndonos nuevos mundos. Estos nuevos mundos están llenos de posibilidades, cada uno elige la suya. A partir del camino que tomamos, nos vienen nuevas ideas, nuevas sensaciones, en general, nuevos proyectos. Aún queda un último empujón para terminar esta asignatura, no para terminar el proceso evolutivo que va a durar toda la vida. He descubierto que es importante probar, estudiar las cosas, encontrar un origen y sacarle el máximo partido, no solo a éste sino a cada una de las cosas que obtenemos a partir de él.
Hay que seguir trabajando nuevos modelos y empezar a darle un sentido más estructural que se va a empezar a ver en las secciones que hemos empezado a hacer. Queda mucho trabajo aún!